Lento y a oscuras.
Bajando sin norma, sin freno.
Perfecta geometría humana.
Sin ropa, sin compás.
Te deslizas por mí con el ángulo perfecto, para llegar al vértice mas peligroso.
Oscilas, sientes vértigo de placer.
Proyectas sin control, y comienzas a caer.
Buenos días mi amor.
Sigmund Olaf.
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